miércoles, 31 de marzo de 2010

Viaje a Chile

Capítulo 2. Trayecto y Encuentro Con Familiares Martes 2 de Febrero de 2010 El vuelo desde el aeropuerto de Dallas - Forth Worth tuvo una duración de nueve horas y media. Partimos a las nueve de la noche en American Airlines. Para mi el viajar en avión me produce desasosiego, y más aún el "jet-lag", felizmente en este viaje ganamos tres horas, esto facilitó nuestra adaptación.
La vista aérea de la Cordillera de Los Andes es impresionante. Yo iba sentada al lado de la ventana izquierda del avión, por lo que pude apreciar las altas cumbres, acantilados profundos con ríos entremedio, se veían muchas montañas, valles y senderos angostos, ¡el paisaje es magnifico!. Es difícil imaginarse gente caminando o cabalgando por estos estrechos caminos apenas delineados. Esto me recordó un cuento chileno: "Lucero" de Oscar Castro.
Cordillera de Los Andes
En esta historia, un arriero, Rubén Olmos, aprendió de su padre a viajar por la cordillera acarreando ganado entre Chile y Argentina. Tenía un caballo llamado "Lucero" , su supertición le dijo que éste le traería suerte en las difíciles hazañas. Recorría senderos de sólo 80 centímetros de ancho justo para que puediese pasar un animal entre un muro de piedra y un abismo.

Llegamos a las 10:30 de la mañana. Luego de realizar los trámites de aduana nos dirigimos a la salida del aeropuerto, con gran alegría pudimos divisar a Miguel que nos estaba esperando, despues de los saludos habituales nos condujo a su departamento, ahi nos recibio mi hermana Ana. Fuimos ubicados en un agradable aposento, finamente preparado. Después de descansar un par de horas Any nos sirvió un almuerzo y una exquisita ensalada de frutas con un delicioso café. ¡Lo nececitabamos! Nos enteramos de cada uno de los miembros de la familia y de los programas a seguir en los dias sucesivos. A las 8:00 de la noche nos visitó nuestro sobrino Francisco Eduardo con su esposa Gilda y su hijita Francisca Paola de sólo seis meses de edad, quien mostró ser una perfecta damita. Se retiraron pronto pues deseaban tuviéramos un reparador descanso. Nos invitaron a una comida para el día Viernes a las 8 de la noche en su casa.

Gilda, Francisca Paola y Francisco Eduardo

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